28 Οκτωβρίου 2009

28η ΟΚΤΩΒΡΙΟΥ 1940

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Diamandís Diamandópulos (Grecia)
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Una mañana, apenas me había repuesto, oímos en la calle vivas voces. Una vecinita, con el periódico en las manos, leía en alto “Italia nos ha declarado la guerra”. Era una noticia así de pequeña en la última página. La mirabas y no podías darle crédito. Sin embargo, al poco tiempo comenzaron los sucesivos suplementos y terminamos por creernoslo. Unos operativos pegaban en las paredes, a toda prisa, la orden de alistamieento. Los hombres jovenes bajaban en pandillas al 50o escuadrón para vestirse de soldados. Mi padre, que, por razón de su trabajo, no tenía que alistarse cogió una botella de coñac y nos hizo beber a todos a la fuerza. Había abierto las ventanas e invitaba a los viadantes. Fanfarronadas no se oían, es verdad, pero a nadie le cabía en la cabeza que los italianos pudieran encontrarse un día frente a nosotros.
Después del mediodía comenzaron a pasar por San Demetrio las falangas de movilizados. Apenas escuchábamos canciones, corríamos a la esquina para aplaudir. Las mujeres y los niños se colaban entre las filas y los besaban.
Sin embargo, cuando empezó a anochecer nos invadió la desesperación. Las luces municipales no se encendieron y dentro de casa no podíamos dar la luz, a no ser que colocáramos maantas en las ventanas. ¡Cómo íbamos a saber que los italianos no estaban en situación de bombardear durante la noche! Después sólo queríamos nublado u oscuridad.

Yorgos Ioannu: El Sarcófago (Secretariado de publicaciónes e intercambio científico Universidad de Valladolid – Ministerio de Cultura de la República de Grecia, 1998)
Trad.: Amor López Jimeno, Elisa Ibánez Orcajo, Román Bermejo López-Muñiz
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Diamandís Diamandópulos (Grecia)
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El Servicio Secreto Italiano realizaba actividades en los Balcanes y Grecia desde antes de comenzar la guerra. Durante los primeros meses de 1940, los indicios de una intervención británica en Grecia, con el propósito de usarla como plataforma para atacar a Italia, se hacían cada vez más persistentes. Mussolini analizaba con sumo cuidado los informes que le enviaban a su despacho y considera la posibilidad de un ataque sorpresivo a la tierra helena. El día 22 de Octubre de 1940, el Conde Ciano envía una nota diplomática secreta, al Embajador Grazzi en Atenas y el día 28 Mussolini ordena que Grazzi entregue la nota en la Cancillería Griega.
A las tres de la madrugada, desde su residencia en Atenas el Embajador Grazzi se dirige a la residencia del Primer Ministro Metaxas. Metaxas lee la nota donde se le dice que el gobierno griego ha violado la neutralidad repetidamente lo que constituye una amenaza para Albania y por tanto, el Imperio Italiano exige el derecho a ocupar ciertos puntos estratégicos en Grecia de manera inmediata. De negarse a esta petición la nota indica que las fuerzas italianas cruzarán la frontera a las 06:00 AM. Sigue la protesta inmediata del Primer Ministro y Grazzi abandona la residencia.
A las 5:30 AM del día 28 de octubre de 1940, las tropas italianas cruzan la frontera en la región del Épiro y del Pindo sobre Janina. El General Visconti Prasca se encuentra emocionado al tener el privilegio de ejecutar la "Blitzkrieg Italiana" que tanto anhela Il Duce. Poco antes, Mussolini había manifestado que abandonaría el cargo, si en un mes las tropas italianas no han ocupado Atenas.
Sin embargo, esta poderosa fuerza en pocos días se encuentra con una resistencia terrible por parte de los griegos y un clima invernal que cubre de nieve y barro todo el frente. Casi cinco meses desde que se inició la ofensiva el 28 de octubre Musolini había ya olvidado su promesa.
(exordio.com)
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Yannis Tsarouchis (Grecia)

25 Οκτωβρίου 2009

ΤΟ ΑΝΔΡΙΚΟ ΓΥΜΝΟ ΣΤΗΝ ΕΛΛΗΝΙΚΗ ΖΩΓΡΑΦΙΚΗ ΤΟΥ ΜΕΣΟΠΟΛΕΜΟΥ

El desnudo masculino en la pintura griega de entreguerras
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Nikos Nikolau (1929) – Spiridon Yiánaris (1929)
Yianis Móralis (1931) - Stéfanos Almaliotis (1931)
Constantinos Dakos (1932) - Apóstolos Pátsaris (1936)
Costas Malamos (1937) – Yioryis Jintsoglu (1937)
Aléxandos Alexandrakis (1937) - Yianis Spirópulos (1938)

20 Οκτωβρίου 2009

ΚΑΒΑΦΗΣ. Η ΤΑΙΝΙΑ

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Cavafis (1996)
La película remonta a la infancia de Cavafy y su desarrollo emocional que le conducen a los niveles más altos de la expresión poética. La vida en Alejandría, sus viajes a Grecia y a Constantinopla le hicieron acercarse a la opulenta sensación de las civilizaciones antiguas llevándolo a una vida llena de pasiones y de deseos eróticos. Cavafy expresó con lirismo su amor secreto por hombres jóvenes, sobrepasando la gazmoñería de su tiempo, pero permaneciendo el principal elemento de una vida marcada por la amargura y las profundas decepciones. Sus preferencias eróticas se idealizaron dentro de la tradición clásica pura siendo su espíritu motriz el de una poesía sublime. (Embajada de Grecia en Santiago, grecia.cl)

Dirección: Ianis Smaragdis
Guión: Ianis Smaragdis, con la cooperación de: Dimitris Nollas, Dimitris Katalifós, Stelios Rogakos
Montaje: Yiannis Tsitsopoulos
Escenario/trajes: Damianós Zafiris
Dirección de fotografía: Yiannis Smaragdis
Música: Vangelis
Actores: Dimitris Katalifos, Vassilis Diamantopoulos, Maya Liberopoulou, Lazaros Georgacopoulos, Georgios Moshidis, Mirto Alikaki, Alexandros Koukos, Julia Souglakou, Lakis Lazopoulos, Alexis Damianos
Producción: Centro Cinematográfico, Alexandros Film, ERT 1, Talos
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Desgraciadamente se trata de una película que adapta, se supone, libremente la vida de Cavafis (1863-1933) reproduciendo con este pretexto un montón de disparates acerca de su vida afectivo-sexual para así no molestar al gran público heterosexual y homófobo.
¡Una lástima!
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15 Οκτωβρίου 2009

Ο ΚΑΒΑΦΗΣ ΚΑΙ "ΤΑ ΜΑΡΜΑΡΑ ΤΟΥ ΠΑΡΘΕΝΩΝΑ"

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Nelly's (Grecia)
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«Devolved los Marmoles Elgin»
En su número de marzo la revista Nineteenth Century ha publicado, con el titular de «La broma acerca de los marmoles Elgin», un articulo que, en cierto sentido, es digno de mención. (…)
El artículo está escrito por el director de Nineteenth Century, el Sr. James Knowles. (...)
Bajo la influencia de su excitación –pues no dudo de que el arículo fue escrito en un momento de paroxismo mental- el Sr. Knowles hace afirmaciones de lo más peregrino. Ensalza el acto vandálico de Elgin y su gratitud es tan grande que daría de buena gana a Elgin un sitio entre los benefactores de la Humanidad –dios añer kalós k’ agathós anér. Ridiculiza a Byron. Asocia el llevarse los marmoles con las gloriosas victorias de Nelson. Piensa que si los marmoles se restituyen, Giblartar, Malta, Chipre, la India también deberían ser devueltos –olvidando que, si esas posesiones son necesarias para el comercio britanico y para la dignidad y seguridad del Imperio británico, los Marmoles Elgin no sirven para otro propósito que el de embellecer el Museo Britanico-. Considera trivial la observación de que el clima de Bloomsburry es perjudicial para las esculturas y expresa el temor de que, si se expiden de nuevo a Grecia, podrían ser destruidas «cualquier día en el próximo estallido de la cuestión Oriente» -olvidando que la sabiduría dicta el remedio de los males presentes antes de prevenir las enfermedades futuras-. Observa que «y lo que guardamos en depósito se devolviera a Grecia, cuán rápido no podría ceder uno de sus gobiernos transitorios a la oferta de un millón de libras esterlinas procedentes de Berlín, o de dos millones procedentes de Nueva York –o dividirlos y repartirlos entre otros tantos compradores-». Ésta es una grave imputación al carácter de los hombres de Estado griegos y no descansa en ningún dato consistente. Hasta donde alcanza mi conocimiento, los gobiernos de Grecia, transitorios o no, han cuidado al máximo durante sus mandatos los monumentos antiguos; y han fundado algunos museos bien instalados y administrados. Parece que pone en tela de juicio el derecho a reclamar los mármoles de «la pequeña población mestiza que ahora vive sobre las ruinas de la antigua Grecia» -lo cual es pisar terreno movedizo. Como, aunque desconozco la destreza del Sr. Knowles en la crítica histórica, es dudoso que sea capaz de probar una teoría en el intento de cuyo apoyo incluso el renombrado Fallmerayer ha fracasado-. El Sr Knowles al hacernos también ver la perspectiva económica del asunto. En una parte de su artículo dice que el valor actual de los mármoles se calcula en millones, y en otra parte reconoce que para adquirirlos Lord Elgin desembolsó 74000 libras. ¡Vaya negocio!
(...) tiendo a creer que debe atribuirse lo fuera de lugar de su artículo y juicios sobre los Mármoles Elgin a la perturbación mental que le entró al pensar que esas valiosísimas antigüedades –los bellisimos diamantes del Ática- podrían marcharse de Bloomsberry. Lo da a entender él mismo con sencillez bucólica en un paisaje de su artículo: ¡Qué idea (no recuerdo si son éstas exactamente sus palabras) que, teniendo aquí estas bellas antigüedades y pudiendo nuestro pueblo ir a admirarlas cuando quiera, qué idea que las enviemos a la otra punta de Europa!
En Alejandría de Egipto, el 27 de marzo de 1891
Konstantinos P. Kavafis
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K.P. Kavafis: Prosas (Tecnos, 1991)
Trad.: José García Vázquez y Horacio Silvestre Landrobe
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Nelly's (Grecia)

10 Οκτωβρίου 2009

ΕΝΑΣ ΓΕΡΟΣ

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Pavlos Maciópulos (Grecia)

Desde Las Nueve (1918)

Doce y media. Rápidamente el tiempo
pasó desde las nueve, cuando encendí mi lámpara
y me senté aquí. Estoy sentado
sin hablar o leer. ¿A quién podría hablar
en la casa desierta?

La imagen de mi cuerpo joven,
cuando encendí mi lámpara a las nueve,
vino a mi encuentro despertando
un perfume de cámaras cerradas
y pasado placer. ¡Qué audaz placer!
También trajo a mis ojos
calles ahora no reconocibles,
lugares de otro tiempo donde la vida ardió,
viejos teatros o cafés difuntos.

La imagen de mi cuerpo joven vino
y me trajo también memorias tristes:
las penas familiares, los adioses,
los sentimientos de los míos, los sentimientos de los muertos
apenas atendidos.

Doce y media. Cómo pasan las horas.
Doce y media. Cómo pasan los años.

Constantinos Cavafis / Grecia
Trad.: José Ángel Valente

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Pavlos Maciópulos (Grecia)

El Viejo (1895)

En una esquina del café sonoro de murmullos confusos
un anciano sentado se inclina sobre la mesa,
leyendo un periódico, sin compañía.

Y en el ocaso de su miserable senectud
piensa cuán poco gozó en los años)
cuando tuvo la fuerza y el verbo y la belleza.

Sabe que está muy viejo, y lo siente, y lo ve.

Y, sin embargo, le parece que la juventud
fue ayer. ¡Corto intervalo, corto!

Y piensa en qué forma lo embaucó la prudencia,
cómo de ella se fió y qué locura
cuando la engañadora le decía: «Mañana.
Tienes todo tu tiempo».

Se acuerda de los impulsos que detuvo y cuántas
delicias sacrificó. Ocasiones perdidas
que burla ahora su prudencia insensata.

…A fuerza de rumiar pensamientos y recuerdos
el vértigo lo invade. Y se duerme
inclinado sobre la mesa del café.

Constantinos Cavafis / Grecia
Trad.: Fernando Arbeláez

5 Οκτωβρίου 2009

ΣΤΗΣ ΗΔΟΝΗΣ ΤΟ ΣΠΙΤΙ

En la escalera (1904)

Cuando bajaba yo por la sórdida escalera
entrabas por la puerta y, fugazmente,
vi tu rostro deconocido y tú me viste.
Me escondí luego para que no me vieras de nuevo, y tú
pasaste aprisa, escondiendo tu rostro,
y te perdiste dentro de aquella sórdida casa
donde no hallarías el placer, como tampoco yo lo hallé.

Y, sin embargo, el amor que deseabas, yo podía dártelo;
el amor que yo deseaba -tus ojos cansados y ambiguos
me lo decían- tú podías dármelo.
Nuestros cuerpos lo habían percibido y se buscaban;
la sangre y la piel nos comprendieron.

Pero, turbados, los dos nos escondimos.

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Andreas Karayan (Chipre)

Y en sus lechos me recliné y me eché (1915)

Cuando entré en la casa de placer,
no me quedé en el salón donde, con cierto decoro,
se celebran aceptados juegos de amor.
Me fui a las alcobas secretas
y en sus lechos me recliné y me eché.

Me fui a las alcobas secretas
cuya sola mención avergüenza.
Mas yo no siento vergüenza -porque entonces
¿qué poeta sería yo y qué artista?
Mejor haber sido un asceta. Estaría más a tono,
mucho más a tono con mi poesía
que hallando placer en el promiscuo salón.

C.P. Cavafis: Poesía Completa (Alianza Tres, 1982)
Trad.: Pedro Bádeñas de la Peña
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