15 Απριλίου 2009

ΘΕΟΔΩΡΟΣ. ΟΙ ΑΝΑΜΝΗΣΕΙΣ ΕΝΟΣ ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΟΥ ΒΥΖΑΝΤΙΝΟΥ ΜΟΝΑΧΟΥ

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THEODORE, LAS MEMORIAS HERÉTICAS DE UN SACERDOTE HOMOSEXUAL
de Christopher Harris
Ediciones Jaguar
Nacido en la época en la que el Imperio bizantino se encuentra invadido por los paganos, debilitado por una guerra civil y dividido por los conflictos religiosos, Theodore, un monje bizantino homosexual con tendencias heréticas e inclinación hacia la filosofía platónica, nos relata sus memorias, protagonizadas por la búsqueda incansable del amor en un mundo sumido por el caos y la guerra. Sus continuas tribulaciones sobre su homosexualidad, su fe y la guerra le acabarán llevando a Inglaterra, donde se convertirá en arzobispo de Canterbury con la misión de civilizar a los anglosajones paganos, y donde junto a su amante y compañero Adriano, creará la Iglesia inglesa, en la forma en la que se la conoce en la actualidad.
A través de la intensa vida de este personaje histórico Christopher Harris se acerca a uno de los momentos más oscuros del Imperio Bizantino, que sucumbe bajo los efectos de la guerra civil y las divisiones religiosas. Junto a las novelas Memoirs of a Byzantine Eunuch y False Ambassador, Theodore forma parte de la Trilogía bizantina creada por su autor

4 σχόλια:

Tres_Leches είπε...

Basándose en la intensa vida de Theodore de Tarso (602-690 d. C.), el que fuera séptimo arzobispo de Canterbury y verdadero reformador de la Iglesia anglicana, Christopher Harris construye una ambiciosa novela en la que la religión, la guerra y la sexualidad prohibida se convierten en los auténticos protagonistas de la narración.

La meticulosa pluma de Harris recrea con todo detalle uno de los momentos más oscuros del Imperio bizantino. Dividido por los conflictos religiosos y ahogado en el caos de una guerra civil, el mundo al que pertenece Theodore comienza a sucumbir, obligándole a iniciar un viaje que durará hasta el final de sus días.
En estas memorias ficticias, Theodore de Tarso aparece retratado como un humanista obsesionado por la búsqueda del ideal de amor Platónico, personificado en su compañero y amante Adriano, y por la dolorosa batalla interna entre la moralidad impuesta por la Iglesia y la verdadera naturaleza de sus sentimientos.

Champy είπε...

Estoy fascinado con todo tu espacio...de entrada me jaló la sinópsis de Theodore, pero ya le dí una navegada a lo más que pude y estoy extasiado.

Definitivamente encantado.

Siempre he amado a Grecia como a la Humanidad misma, y tu enfoque es exactamente certero.... muy nuestro.

Ojalá pueda conseguir acá en México la obra de Harris.

Realmente encantado de conocerte, recibe un afectuoso saludo desde Monterrey México.

2046.

Tres_Leches είπε...

Muchas gracias por tus elogios tan generosos.
A decirte la verdad, yo sí que conozco tu blog y lo visito frecuentemente.
E !Imagínate! A mi siempre me he encantado Latinoamerica, y por supuesto Méjico, de donde mantengo unos recuerdos muy especiales.

Tres_Leches είπε...

La edad oscura de la Sexualidad

(el fondo histórico a Theodoro)

El período medieval temprano no era justo una edad oscura en términos de acontecimientos históricos, sino también en términos del sexo y de la sexualidad. Lo descubrí que cuando decidí escribir una novela basada en la vida de San Theodoro del Tarso, el séptimo Arzobispo de Canterbury. Hay un montón de información sobre las tendencias sexuales de los Griegos antiguos y de los Romanos. El renacimiento era notoriamente permisivo, como nos lo presentan Chaucer y Boccaccio. Pero entere esas dos épocas, todo es silencio. Incluso un investigador diligente podría concluir que la sexualidad desapareció con la caída de Roma, para ser redescubierta solamente cuando los eruditos del siglo XIV leyeron sobre ella en viejos libros.

Por supuesto, Augustino escribió lsobre su propio despertar sexual, y demostró una penetración psicologica notable, incluso mientras condenaba la lujuria como mal. Pero él era más bien un clásico tardío que una figura medieval, y, en lospróximos años , pocow lo siguieron en el análisis de lo que había reprimido la iglesia.

Cuando intenté reconstruir la personalidad de Theodoro en forma ficticia, tenía poco a consultar excepto las vidas de santos. Sin embargo, las hagiografías pueden ser involuntariamente informativas. San Wilfrid, por ejemplo, suena completamente tremendo, incluso cuando es descrito por su admirador más grande. Lo consideré como bandido y continué mi investigación. Para descubrir sobre Theodore, di vuelta a Bede, que cuenta una historia impar sobre cómo le designaron al arzobispo. Un candidato inglés había muerto de la plaga tan pronto como él llegara a Roma. El papa, tratando encontrar a un substituto, escogió a Hadriano, un monje africano y erudito. Pero Hadriano, pensándose inadecuado, rechazó la propuesta papal. Otros candidatos fueron rechazados, hasta que Hadriano sugirió a su amigo Theodoro, un monje de griegohablante de la herética franja este del imperio byzantine, que por entonces vivía en Roma.

El papa dudaba. Él deseaba ver Inglaterra firmemente incorporada en la iglesia occidental, la iglesia latina, no engañada por Griegos posiblemente heréticos. Pero como no había otros de e Inglaterra se hundía nuevamente dentro del paganismo y del salvajismo, así que el papa estuvo de acuerdo a nombrar a Theodore como arzobispo. Pero solamente bajo una condición: Hadriano debía ir junro con él como su ayudante y consejero en el uso latino.

Varios historiadores han precisado que hay algo poco convincente en esta historia. La leí repetidas veces, preguntándose qué realidad estaba encubierta. Bede, historiador exacto e imparcial, tenía cuidado de no decir más de lo que él significaba. Al fin, entendí. Theodoro y Hadriano eran homosexuales. Hadriano había rechazado el arzobispado, no porque se consideraba inadecuadop, psino porque no deseaba separarse de su amigo y profesor Theodoro. Una vez que comprendiera eso, tenía ya mi historia. Así contando lo que sabía de la vida y de los tiempos de Theodoro, exploraría el conflicto entre su fe y sexualidad.

Mi novela comienza con la juventud de Theodoro en Tarso y termina con su vejez en Cantorbery, en donde él tuvo un inesperado éxito como arzobispo, enseñando y solidificando el cristianismo. Mientras tanto él vagó por el Este, en busca de la fe, encontrando varias herejías, luchando con deseos prohibidos, viendo guerras y destrucción, y sumergido en las intrigas byzantinas, antes de encontrar el amor y la felicidad en un monasterio.

A descubrir más sobre la sexualidad medieval fui de nuevo a hagiografías y leí entre las líneas. Las celebraciones de la virtud revelan mucho sobre qué debe ser evitado, apenas pues las reglas monasticas, enumerando lo que se prohíbe, nos dicen cuáles eran las tentaciones. Concluí que la gente medieval estaba como la gente moderna, llena de deseos y miedos y conflictos internos. Espero que Theodore sea una demostración convincente de eso.

Christopher Harris, 2000

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